de Luis Sepúlveda
Doce relatos magistralmente compuestos. Alguno de ellos nos trae a la memoria al protagonista de Un viejo que leía novelas de amor; otros nos invaden de ternura , Historia mínima, ¡Ding-dong,ding-dong, son las cosas del amor; y otros nos encantan con sus historias de fantasmas y mujeres enigmáticas al estilo de Carlota Fainberg (Antonio Muñoz Molina), Café Miramar. Son todas historias para disfrutarlas y saborear los recuerdos de otras narraciones: "Ahora, junto al mar, la miro, lo sé todo de ella y lo olvido por el placer de conocerla nuevamente, verdad a verdad, duda a duda, certeza a certeza y temor a temor, porque, qué diablos, así, ¡ding-dong, ding-dong!, son las cosas del amor."
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